Según Sartre, el hombre está continuamente fuera de sí mismo.
El hombre hace existir al hombre proyectándose y perdiéndose fuera de si mismo y, por otra parte, persiguiendo fines trascendentales.
El
existencialismo es humanismo porque le recuerda al hombre que no hay otro legislador que él mismo, y que es en el desamparo donde decidirá de sí mismo; y porque muestra que no es volviendo hacia sí mismo sino buscando siempre fuera de sí un fin que el hombre se realizará en cuanto humano.